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domingo, 4 de marzo de 2012

EVALUACION

Es fundamental que el docente en su práctica educativa reconozca claramente la diferencia entre medición y evaluación educativa.
La mayoría de los educadores que se han preocupado por la evaluación han intentado definirla, si bien son ciertas estas definiciones, algunas más divulgadas que otras, han ido variando con el paso del tiempo.
Según Ahumada (1989) la mayoría de los autores que han escrito sobre evaluación educativa consideran al menos cuatro acepciones al término evaluación:
A.   Como juicio: la acepción de la evaluación como juicio es la más antigua, ya que supone que evaluar es el proceso por medio del cual se juzga el valor de un hecho educativo. La principal ventaja de esta posición residía fundamentalmente en la facilidad en que se calificaba, ya que la emisión del juicio evaluativo era casi inmediato. Las principales críticas de esta acepción gira alrededor de la subjetividad del juicio y la falta de justicia. La aparición de los exámenes escritos en remplazo de los exámenes orales, como producto de la democratización en la enseñanza lleva a una revisión de este concepto de evaluación.
B.   Como medición: la medición es un concepto que se extrae de las ciencias físicas que consisten en “la asignación de números que permiten expresar en términos cuantitativos el grado en que el alumno posee una determinada característica”. Son representantes de esta tendencia Binet, Simon, Declory, Terman, Thurston y Strong que hicieron famosos los instrumentos de medición. El éxito de esta acepción residía en el carácter científico y en su objetividad, aunque siempre hubo quienes argumentaban que “no todo es susceptible a ser medido en las ciencias de la conducta” y que los instrumentos no siempre son apropiados para efectuar observaciones directas. A finales de 1930, se comienza a cuestionar el concepto puro de medición educativa, con la aparición de los métodos basados en objetivos.
C.   Como congruencia: Ralph Tyler en 1930 revolucionó el ambiente educativo al plantear “que la prueba construida por el docente debe interesarse por medir los cambios producidos por los medios educativos”. El énfasis que dio a cambio significo que era primordial realizar una prueba en dos o más períodos a cada estudiante para determinar el cambio de conducta. La evaluación debía estar claramente definida por los objetivos. Al igual que las otras acepciones esta posición también ha estado sujeta a una serie de críticas, entre las más fuertes el hecho de que está supedita a la correcta determinación de los objetivos y que favorece la evaluación de productos más que de procesos. Son seguidores de esta tendencia además de Tyler, Bloom, Mager, Dressel.
D.   Como fuentes de información para las decisiones: surge luego la posición de tomar la evaluación como fuente para la toma de decisiones, es decir que propone que toda evaluación, está dirigida a producir mejoramientos, renovaciones y cambios en la práctica habitual en un sistema educacional. Al igual que las anteriores acepciones mencionadas, ésta ha motivado críticas, entre las principales se destaca el papel aparentemente administrativo que cumple el profesor, en relación con la evaluación. Entre los autores que se ubican en esta línea conceptual están Stufflebeam, Alkin y otros.




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