Como asesor regional de matemáticas, me dirijo a ustedes con la convicción de que la educación de nuestros hijos e hijas es una tarea compartida, un viaje que emprendemos juntos, escuela y hogar. En este camino, la enseñanza de las matemáticas juega un papel fundamental, y hoy quiero compartir con ustedes la importancia de un enfoque que está transformando la manera en que nuestros niños y niñas aprenden: la resolución de problemas.
Tradicionalmente,
la enseñanza de las matemáticas se ha centrado en la memorización de fórmulas y
la repetición de procedimientos. Sin embargo, en el mundo actual, donde la
información está al alcance de un clic, lo que realmente marca la diferencia es
la capacidad de pensar críticamente, de analizar situaciones y de encontrar
soluciones creativas.
La
estrategia de resolución de problemas pone atención en el "hacer", en
la aplicación práctica de los conocimientos. No se trata solo de saber sumar,
restar, multiplicar o dividir, sino de entender cuándo y cómo utilizar estas operaciones
para resolver situaciones de la vida real. Imaginen a sus hijos o hijas enfrentando
un desafío, analizando las diferentes opciones, diseñando un plan y
ejecutándolo. Este es el tipo de habilidades que los preparará para un futuro
lleno de oportunidades.
En
este proceso, su papel como padres o madres es crucial. No se trata de resolver
los problemas por ellos, sino de acompañarlos, de hacerles preguntas que los
hagan pensar, de celebrar sus logros y de animarlos a no rendirse ante los
obstáculos. La colaboración entre la escuela y el hogar es más necesaria que
nunca.
Leer
y escribir son habilidades fundamentales, pero en el mundo actual, es aún más
importante entender lo que se lee y poder expresar las propias ideas con
claridad. La resolución de problemas matemáticos ayuda a desarrollar estas
habilidades, ya que implica analizar la información, formular estrategias y
comunicar los resultados de manera efectiva.
Las
herramientas tecnológicas son aliadas valiosas, pero no sustituyen el
acompañamiento humano. La guía de la familia, su aliento y su apoyo son
insustituibles. Sepamos que el error no es un fracaso, sino una oportunidad de
aprendizaje. Cada error es un paso más hacia la comprensión y la mejora.
Fomentemos en nuestros hijos e hijas la valentía de equivocarse, de aprender de
sus errores y de seguir adelante con confianza. Juntos, podemos construir un
futuro donde nuestros hijos e hijas sean capaces de enfrentar cualquier desafío
con confianza y creatividad.
Los
invito a sumarse a esta aventura, a explorar el mundo de las matemáticas de la
mano de sus hijos e hijas, a descubrir juntos la belleza y la utilidad de esta
ciencia. ¡Juntos, podemos hacer la diferencia!
Atentamente,
Marvin Montiel Araya
Asesor Regional de Matemáticas, Dirección Regional
de Educación Coto